Primer Blog Colectivo

Con gusto les participo que Astrid Carmona fué la primera que aceptó la invitación de Refle.blog de colaborar en el nuevo Refle.blog colectivo, con el que no solamente nos comunica sus ideas y pensamientos, sino que participa de manera activa para dejar de ser espectadora y comparte su articulo en la plataforma que nos permite intercambiar ideas, a efecto de enriquecer espacios de diálogo, que enfrenten la polarización.

Una revolución del corazón por Astrid Carmona.

 Dorothy Day, activista católica y fundadora del movimiento del Trabajador Católico (Catholic Worker) en Estados Unidos decía, “El mayor desafío del día es cómo lograr una revolución del corazón, una revolución que tiene que empezar con cada uno de nosotros”.

La historia de Dorothy Day es fascinante. En su autobiografía titulada La Larga Soledad, conocemos la historia de esta mujer que dedicó su vida al servicio de los demás y a la interminable lucha por la justicia. Cuando era niña, a Dorothy le tocó vivir en San Francisco durante el terremoto de 1906. Ella recuerda como los de la comunidad, incluyendo a su madre, se reunieron para ayudarse los unos a los otros en medio de la tragedia. Ella escribe que, a los 15 años, sentía que el hombre había nacido para ser feliz, y que no teníamos que vivir tanta miseria, así como lo veía a su alrededor. En la universidad le gustaba leer a Dostoievski, Gorki y Tolstoi. Decía, “Quiero la vida y la vida abundante. También la quiero para los demás. No quiero que sólo unos pocos, las personas con mentalidad misionera sean los que sirvan a los pobres… Quiero que todos los hogares estén abiertos a los necesitados así como después del terremoto”. Su experiencia marcó fuertemente su actitud de servicio. Se cuestionaba como evitar los males sociales en lugar de tener que hacer tanto para remediarlos, y creía que el cambio debía venir desde adentro.

Su deseo de trabajar por la justicia la llevó a manifestarse de manera pública en contra del gobierno, y la encarcelaron. En la cárcel tuvo tiempo para reflexionar y rezar. La reflexión la llevó a escribir y como escritora encontró un sentido de comunidad. Su llamado a escribir le dio la oportunidad de denunciar y de acompañar al pobre en sus necesidades. Poco tiempo después conoció a Peter Maurin, conocido francés cuyo espíritu e ideas influyeron el resto de su vida. Él destacaba la importancia de crear una nueva sociedad, una sociedad en la que fuese más fácil ser bueno. Peter vivía su vida inspirada por San Francisco de Asís, y consideraba que el núcleo de la sociedad es la familia, y que debemos tener un sentido de responsabilidad personal hacia el cuidado mutuo.

Peter y Dorothy llegaron a colaborar en un periódico llamado El Trabajador Católico que se publicó por primera vez en mayo de 1933. Este periódico creció en popularidad porque le daba oportunidad a aquellos que querían dar a conocer las experiencias de los pobres, de los desposeídos y explotados. A los pocos años los miembros del movimiento habían abierto ya 33 casas del Trabajador Católico. En ellas vivían y ofrecían hospitalidad, daban asistencia, se unían a las protestas e incluso daban de comer a quienes participaban en ellas.  Estas casas se convirtieron en paraísos para las familias pobres, lugar de convalecencia para los enfermos y mesas de conversación para alumnos que servían de voluntarios. Dorothy vivió en una de esas casas, sirviendo junto a otros miembros del movimiento. Compartió su lucha, su hambre, su soledad. Esta experiencia le movió algo en su corazón y a través de un proceso de discernimiento logró darse cuenta que dentro de tanto escribir y luchar no se había dado tiempo para reflexionar.

Dorothy vivió su vida escribiendo y sirviendo al prójimo. Lo hizo viviendo de manera justa, amando con cariño y caminando con humildad, según lo describen aquellos que la conocieron.

Dorothy logró vivir su vida felizmente, así como ella lo vislumbró como adolescente, y logró integrar su fe y su acción. Su espiritualidad no fue algo que practicó en privado, sino algo que vivía a cada minuto de su vida.  Su vida es un reto para crear un mejor mundo para los demás, y sigue siendo necesario.

Todos enfrentamos desafíos en nuestras vidas y vivimos tiempos obscuros de desolación, pero sabemos que podemos encontrar consuelo en los demás y en nuestras comunidades. Dorothy hacia precisamente eso. Ofrecía consuelo a los afligidos y afligía a los cómodos. Qué diferente sería nuestro mundo si todos lográramos escuchar y responder a esa revolución en nuestro corazón; una revolución que nos llama a vivir con justicia, amar con cariño y caminar con humilidad.

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Autor: Enrique

Hombre mayor (75 años) casado, profesionista y empresario, lector asiduo y por ende bibliófilo. Con interés en seguir aprendiendo

Un comentario en “Primer Blog Colectivo”

  1. Muchas gracias por permitirme ser parte de este blog colectivo. Espero que la experiencia de vida de Dorothy Day nos sirva como inspiración para escuchar lo que tenemos en la profundidad de nuestros corazones.

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